miércoles, 6 de junio de 2018

128.- LA MENTIRA DEL MAL

128.- 
Jesús, perdonador
Jesús no desempeña papel alguno en un supuesto "mito de violencia redentora", como algunos lo llaman, aun cuando la violencia redentora es la principal línea argumental de la historia e incluso de gran parte de la Biblia (conquista de la tierra prometida, consagración al exterminio, guerras de los reyes de Israel, Saúl, David, Herodes y el resto). La historia de Jesús se convierte, en cambio, en un modelo de ‘perdón’ redentor.
La vida y las enseñanzas de Jesús contradicen de plano ese error universal y perenne que probablemente cada tres minutos se produce en la mayoría de las mentes y los corazones humanos: el instinto de destruir lo que percibimos como origen de los problemas. En ese sentido, Jesús realmente es el "Salvador del mundo" (Jn 4,42), porque desenmascara el programa primordial del mundo, sustituyéndolo luego por un programa harto diferente. Si no aprendemos ese programa alternativo, resulta difícil creer que nuestro mundo tenga mucho futuro.
Para contrarrestar la violencia, Jesús tiene que quitar importancia a las cosas que las personas tendemos a absolutizar, porque normalmente utilizamos nuestros absolutos para justificar la violencia. Debe relativizar al menos tres cosas que casi todas las personas idealizan. (1) Mi identidad grupal; (2) mi sistema de seguridad u ocupación profesional; y (3) la familia nuclear y los llamados "valores de la familia", que se suelen usar como un mecanismo de defensa frente a la más amplia familia espiritual.
Veamos cómo lleva a cabo Jesús esa triple relativización. En primer lugar, cuando los discípulos quieren detener a otro grupo que está sirviéndose del nombre de Jesús, este les dice: "No se lo impidáis. Quien no está contra vosotros está a favor vuestro" (Lc 9,50). Es evidente que los discípulos no entienden lo que pretende decirles Jesús, pero algunos versículos más adelante quieren mandar "que caiga un rayo del cielo y acabe con ellos" (Lc 9,51-55). "Él se volvió y los reprendió", probablemente suspirando en su interior. Jesús se manifiesta de forma crítica contra los suyos cuando intentan hacer uso de su mensaje en aras del pensamiento reactivo o la arrogancia grupal, o para justificar la violencia. ¡Cuán diferente habría sido la historia cristiana si le hubiésemos prestado oído!

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