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Ahora
quizá entendamos el significado capital de las palabras iniciales de Jesús en
su "discurso de investidura": "Dichosos los pobres de espíritu,
porque el Reino de Dios les pertenece" (Mt 5,3). “Ellos” tienen una gran ventaja sobre el resto de nosotros, puesto
que el privilegiado y oculto lugar de Dios está en lo inferior y en lo marginal
de las cosas, nunca en lo superior ni en el centro.
La Biblia misma no es literatura de “establishment”, escrita desde la élite
y para la élite. "He venido a anunciar la buena noticia los pobres"
dice Jesús (Lc 4,18), si bien a menudo será considerada una mala noticia por
aquellos que tienen mucho que proteger. La Biblia es a todas luces, una
literatura que cuestiona lo establecido y está escrita por personas que se
hallan fuera del sistema, débiles, perdedores, víctimas (con la excepción de
Levítico, Números y 1 y 2 Crónicas, escritos por las clases sacerdotales).
Quienes mejor la entienden son los que son capaces de mirar a la vida desde esa
privilegiada posición de no formar parte del poder establecido.
Probablemente, la principal razón
estructural del mal uso de la Biblia estriba en gran medida en que ha sido
utilizada y enseñada por personas pertenecientes al sistema y situadas en lo
alto de la pirámide social. Genera una jerga especializada de iniciados que no
permite posibilidad alguna de crítica desde el exterior. De hecho, por lo
general es necesario incorporarse al grupo para ser capaz siquiera de hablar
con ellos.
No son malas personas en absoluto. Lo
único es que miran a la vida desde un punto de vista bastante limitado y a
menudo interesado, con un vocabulario propio que dificulta en gran medida su
comunicación con otros. ¡Cuán diferente de nuestro predicador extraordinario,
san Pablo, quien afirma que se hizo "judío con los judíos para ganar a los
judíos" y "con los que no tienen ley [actué] como si yo tampoco la
tuviera par aganar a los que no tienen ley; con los débiles me hice débil para
ganar a los débiles"! En efecto, afirma, "me hice todo a todos para
salvar como se a algunos" (1Cor 9,20-22). ¿Cómo hemos podido perder
semejante grandeza y elasticidad del alma?
Recuerda, “todo punto de vista es una visión desde un punto de vista determinado”.
La Biblia te ofrece un punto de vista nuevo y muy libre desde el que leer el
mundo. Pero sólo lo experimentarás como libertad si no tienes mucho que
demostrar ni mucho que proteger.
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