jueves, 7 de junio de 2018

24.- ACERTAR EN EL QUIÉN


24.- 
Míralo de esta manera: “¡la principal preocupación de Dios es cómo darse a sí mismo!” Pero Dios encuentra grandes dificultades para llevar esto a cabo. Se podría pensar que todos desean recibir a Dios. Pero la respuesta habitual es más o menos la siguiente: "Señor, no soy digno. Preferiría arreglármelas con la religión y la moral, que me permiten albergar la impresión de que soy capaz de ganar por mi propio esfuerzo un grandioso concurso".
El relato de la Anunciación (Lc 1,26-38) es probablemente el punto álgido del tema de la gracia y el don total. ¿Te has dado cuenta alguna vez de que María no alega ser "indigna"? Se limita a solicitar una explicación.
Tan solo pregunta por el cómo, porque eso podría exigir algo más de ella. “¡Nunca pregunta si se hará o no, ni tampoco por el por qué!”.
Esto es bastante extraordinario y pone de manifiesto su falta de ego. María se convierte en el arquetipo de la perfecta receptividad. Es necesaria toda la Biblia para preparar el recipiente perfecto capaz de pronunciar un sí incondicional a un don totalmente libre. Cualquier otra escena de "elección" resulta frustrada por la estilizada frase: "Señor, no soy digno", que suena tan correcta. "¡Claro que no lo eres -parece decir el Evangelio-, pero esa, de todos modos, no ha sido nunca la cuestión!".


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