8.-
Pero ¿cómo llegamos a saber cuáles son
estos grandes temas de la Escritura? ¿Cuáles son las ideas fundamentales que
liberan la historia de la humanidad? Henri de Lubac, jesuita francés y uno de
los grandes teólogos del Concilio Vaticano II, celebrado a comienzos de la
década de 1960, decía que existen dos mediocres enfoques alternativos a la hora
de interpretar la Escritura. El primero lo identifica con los trillados
moralismos y beaterías de quienes jamás han estudiado el contexto histórico y
antropológico en el que surgió la Biblia (la tentación conservadora). Es todo
corazón, pero poca cabeza. Resulta dulce y agradable, más nunca va a
transformar la historia. Jamás conmoverá a nadie con un mínimo de formación,
por decirlo honestamente, y se convierte en un pretexto para encubrir un
orgullo desmedido y un montón de prejuicios.
El otro enfoque mediocre, sostiene Lubac,
es la angosta interpretación histórico-crítica de quienes no han tenido
experiencia real alguna de Dios (la tentación progresista). Son las fórmulas
"ilustradas" de quienes carecen de la experiencia interior necesaria
para despertar la realidad del mundo espiritual. Hablan mucho de Dios, más no
lo aman realmente. El único camino posible para ellos consiste en reemplazar el
Espíritu por la letra, la autoridad interior por la explicación científica y el
conocimiento experiencial por la erudición. Es todo cabeza, pero poco corazón.
Aprendemos qué quiere decir exactamente el texto griego y si Jesús pronunció en
realidad estas o aquellas palabras, todo lo cual devuelve el control a la
mente, pero el corazón no experimenta nada que sea misericordioso o nuevo.
Nosotros vamos a intentar identificar un ‘centro
saludable’, un espacio entre estas dos formas alternativas de mediocridad.
Haremos uso de algunos estudios culturales, así como de la psicología y la conciencia
histórica, pero siempre con el objetivo de propiciar la conciencia interior de
la acción del Espíritu que en este preciso momento nos está guiando. Esta
modestia y esta confianza harán que nos situemos humildemente ante el texto
bíblico y no tengamos tanta necesidad de alcanzar rápidas conclusiones.
Entonces conocerás por ti mismo, y no solo
porque "la Biblia así lo dice" o porque lo afirma cualquier otro a
quien le hemos dado nuestra confianza. La madurez espiritual se caracteriza
siempre por un confiado ir y venir entre la autoridad exterior y la interior. A
tenor de nuestra experiencia, los conservadores son quienes se apoyan en exceso
en la autoridad exterior, mientras que los liberales tiende tienden a confiar
demasiado en su propia autoridad interior. La madurez es, como siempre, ese “tertium quid” entre ambos extremos, un
lugar espacioso que nos es ofrecido por Dios y por la gracia y que a nadie le
resulta del todo cómodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario