miércoles, 6 de junio de 2018

82.- PODER BUENO Y PODER MALO


82.-
Los salmos en su conjunto describen tanto los necesarios tres pasos adelante como los frecuentes dos pasos hacia atrás (véase, por ejemplo, Sal 137,9) en los que consiste nuestra vida entera. Para lo que aquí nos interesa, baste con señalar que con frecuencia idealizan a la persona que sufre, al aparente "perdedor", en especial los salmos de desorientación y reorientación.
Casi un tercio de los salmos son “salmos de lamentación”; sin embargo, éstos son, según me cuentan, los salmos menos usados en las Iglesias litúrgicas. Revelan -y a la vez allanan el camino para- algo diferente de un "guion de ganadores". Nos ayudan a sentir, expresar y poseer públicamente el lado negativo de las cosas. Nos permiten quejarnos a Dios y confiar en que éste recibe nuestras quejas. Los salmos de lamentación reconocen que resulta imposible sanar aquello que no se admite; además, probablemente expresan el tan necesitado sentido de la confesión personal o la "celebración comunitaria de la penitencia". Es verdad que sólo Dios “perdona”; pero para que haya “sanación”, es necesario compartir con los demás.
Otro ejemplo sería el Salmo 123: "Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros; no persigo grandezas ni maravillas que me superan. Me basta con mantener tranquila y sosegada mi alma como un niño en brazos de su madre, satisfecho como un niño recién amamantado. Israel espera en este Dios, ahora y por siempre". ¡Este es un nivel de fe que solo puede alcanzarse “después de” haber estado en el vientre de la bestia!
El pueblo hebreo es muy diferente de la mayoría de los pueblos que han surgido a lo largo de la historia. Se echa de ver que la palabra de Dios ya surte efecto en él. “La verdadera transcendencia incluye siempre los estadios previos” en vez de descartarlos y castigarlos, a diferencia que la mayoría de las reformas y revoluciones han hecho en el curso de la historia. Esto es verdadera reconciliación, sanación y perdón y caracteriza siempre a los creyentes maduros. A posteriori parecen agradecer a Dios por el dolor y la prueba.

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