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La tradición judío-cristiana realmente cultivó y sacó adelante la idea de
individuo, dominante en la antigua Grecia. A eso es probable que se deba el
hecho de que en Occidente tengamos una conciencia tan acusada de
individualidad, algo que con frecuencia valoramos de forma negativa. Pero
también posee un sentido muy positivo. La humanidad tenía que ser sacada del
tribalismo, el colectivismo y el pensamiento grupal, que es donde comenzó la
conciencia humana.
En múltiples sentidos, lo que vemos a
medida que exploramos la Biblia es la constatación del desarrollo de la
conciencia humana y de la apertura del hombre a Dios. Eso explica por qué se
aprecian algunas diferencias entre las Escrituras tempranas y las tardías: se
ha producido un desarrollo de la conciencia.
En resumen, en la Biblia advierto el
siguiente patrón: (1) comenzamos con el pensamiento tribal; (2) nos movemos
progresivamente hacia la individuación a través del diálogo de elección,
fracaso y gracia; (3) luego tiene lugar un avance hacia la conciencia unitiva
por los pocos que, guiados, recorren plenamente esos dos primeros estadios
(Moisés, David, numerosos profetas, Job, María, María Magdalena, Jesús, Pablo).
También podríamos denominar esas tres etapas de la siguiente manera: (1)
conciencia simple; (2) conciencia compleja; y (3) conciencia no dualista o
"vía unitiva".
Este último estadio es absolutamente
misterioso y desconocido para quienes se encuentran en el primer estadio y aún
resulta temible y amenazador para quienes han avanzado hasta el segundo.
Francamente, “si no estás ejercitado en
la confianza en el misterio y en cierto grado de tolerancia a la ambigüedad”, no
llegarás muy lejos en el itinerario espiritual. De hecho, a menudo retornarás
al primer estadio cuando las cosas se pongan difíciles en el segundo.
Así pues, la tradición bíblica en general
y Jesús en particular encomian la fe incluso más que el amor. ¿Por qué? Porque
la fe es la paciencia con el misterio que te capacita para ir superando los
distintos estadios. (Como señala Gerald May en Dark Night of the Soul [La noche oscura del alma]) ... La fe le
permite a Dios guiarte a través de la oscuridad, en la que Dios se orienta y tú
no. ¡Ese es el único modo de llegar al amor! “El amor es la verdadera meta,
pero la fe es el proceso de avanzar hacia ella; y la esperanza, la disposición
a vivir sin propósito definido, sin tenerlo todo bien atado”. Son, sin
duda, "las tres cosas que permanecen" (1Cor 13,13), pero hay pocos
maestros prácticos del camino de la fe y del camino de la esperanza. Veamos
cómo intenta la Biblia llevarnos hasta ellas.
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