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La revelación bíblica pretende transformar
la historia y transformar a los individuos, de suerte que no sigamos
transmitiendo el dolor de una generación a otra.
La mentalidad del quid pro quo, del ojo
por ojo y diente por diente, ha dominado la mayor parte de la historia humana.
La exportación del dolor no resuelto constituye prácticamente el argumento
subyacente a esta. Ahora podemos entender por qué la gente sigue necesitando
una espiritualidad y una religión saludables.
El relato bíblico sostiene que existe
coherencia en medio de la aparente incoherencia de la historia. El pueblo judío
creía que nuestras pequeñas "historias" forman parte de una
"historia" mayor que las mantiene unidas. Aquí buscaremos las claves
interpretativas de esa "historia mayor". Para nosotros, tales claves
interpretativas son las ideas primordiales de la Escritura, y seguiremos
intentando conectar esos puntos entre sí.
Pienso que, como católicos, estamos en una
posición muy especial para “enseñar y
experimentar” estos grandes temas de la Biblia. Desde la década de 1940
disponemos de los instrumentos adecuados para realizar un análisis
histórico-crítico de las Escrituras del todo honesto. A ello hemos de añadir la
tradición mística, la tradición de justicia social y la tradición contemplativa
(no dualista). Esto nos libera para leer la Biblia con la cabeza lúcida y el
corazón alegre, de forma crítica, pero también espiritual.
Esperamos que a lo largo de este trabajo
lleguemos tanto a la cabeza como al corazón de los que escuchan, para poder así dejaros en
ese espacio intermedio en el que ya no tengáis demasiado en vuestras manos el control
de la situación... “y Dios pueda ser”.
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