jueves, 7 de junio de 2018

45.- PERSONAS CON UN ROSTRO


45.- 
Podríamos afirmar: "Al principio existía la relación", al igual que la Trinidad misma; sin embargo, aquí la relación es entre el grupo y YHWH. El modo en que nos relacionamos con Dios refleja siempre el modo en que nos relacionamos con los demás, y el modo de relacionarnos con las personas es un indicador casi infalible de cómo nos relacionamos con Dios y cómo dejamos que él se relacione con nosotros.   
Cómo nos relacionamos es cómo nos relacionamos, y cómo nos relacionamos con cualquier cosa es un buen indicador de cómo nos relacionamos con todo. La Biblia entera es una escuela de relación, que pone de manifiesto las mejores y las peores características de ésta.
La palabra "trinidad", por cierto, nunca aparece en la Biblia. Era y es sin más la forma que hemos elegido para explicar cómo Dios llega a ser entendido poco a poco como una comunión de personas, un perfecto dar y un perfecto recibir, una interrelación total, una inhabitación mutua o, en expresión acuñada por Charles Williams, una "co-inherencia". La Biblia nos capacita paulatinamente para entrar en tal co-inherencia; nos da un rostro capaz de recibir la dignidad divina y de atreverse incluso a pensar que podemos responder al amor de Dios -¡y que eso sería importante para él!
Paso a paso somos introducidos en el misterio mismo del compartir divino. Santa Teresa de Jesús lo describe como el "castillo interior". Todo el evangelio de Juan puede ser leído como una gran meditación sobre esa trascendental toma de conciencia, en especial los capítulos 13-17, en los que Juan está casi embriagado con el descubrimiento interior de la unión y la elección divina.
Lo que en nuestros días resulta realmente fascinante es observar cómo la física cuántica está transformando nuestra forma de ver las cosas, en un sentido que recuerda a lo que acabo de decir sobre la Trinidad y la relación. La nueva física pone de manifiesto que todos los elementos del universo conocido, desde las partículas atómicas a las galaxias, orbitan unos alrededor de otros.
Esta nueva ciencia, que sigue los pasos de Einstein, no constata en ninguna parte del universo nada que pueda llamarse autonomía. Parece que toda clase de autonomía o autosuficiencia es una completa ilusión. Eso es lo que en verdad queremos decir cuando hablamos de "teoría general de la relatividad".
Todo fluye, física y psicológicamente, a menos que tengamos un centro absoluto, que es exactamente la salvación que la Biblia promete.

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