miércoles, 6 de junio de 2018

124.- LA MENTIRA DEL MAL


124.- 
La preparación hebrea de la guerra del Cordero
Después de la insistencia de Moisés en que el papel de Israel en el éxodo consiste sin más en "esperar en silencio", ya que "Yahvé peleará por vosotros" (Ex 14,14), no hay en las Escrituras hebreas demasiada enseñanza directamente no violenta. Pero el tema continúa desarrollándose. Cuando se encuentra en estado de sitio, sin embargo, es la disyuntiva de ganar o perder lo que controla en gran medida la historia de Israel, al igual que ocurrirá con la historia cristiana. La guerra del Cordero, que se convierte en apogeo final, sigue siendo una posición minoritaria en la mayor parte del texto, "oculta desde la fundación del mundo".
Existe al menos otro ejemplo de nuestro tema en los libros históricos: el maravilloso y ya citado relato de Gedeón en Jueces 6-8. Yahvé hace que el ejército de Gedeón mengüe más y más diciendo: «Llevas demasiada gente para que yo os entregue a Madián. No sea que luego Israel reclame la gloria a costa mía y diga: "Mi mano me ha dado la victoria"» (Jue 7,2).
¡Poco a poco, Yahvé reduce el ejército de Gedeón de 33.000 a 300 hombres! Pero la dirección es clara: el texto nos lleva desde la confianza absoluta en la violencia a una confianza muy lentamente creciente en la no violencia y la transformación espiritual.
El mensaje se prolonga y ensancha en considerable medida en los libros proféticos; hay que reconocer que se trata de una posición en gran parte perdida en los libros históricos de Josué, Jueces, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Macabeos. Así y todo, el subtexto aflora marginalmente, y eso acontece entre los profetas hebreos. Estos claman de continuo contra todas las alianzas militares y contra el deseo de Israel de "confiar en caballos, carros y ejércitos" (cf., por ejemplo, el "testamento de Isaías en Is 30,15-18; o también Os 1,7). Quizá a ello se deba que los libros proféticos sean los menos utilizados en la Iglesia, la oración y las celebraciones litúrgicas.
Isaías, en especial la parte conocida como "segundo Isaías" (caps. 40-55), se aleja ya del tribalismo y se mueve hacia una actitud más inclusiva. La vocación de Israel es por el bien de la toda la tierra. Los cuatro "cánticos del Siervo" (42,1-9; 49,1-6; 50,4-10; 52,13-53,12) establecen un fundamento firme para una espiritualidad no violenta. En particular, tienden una sólida base para una comprensión del sufrimiento redentor, y esa es la razón por la que estas lecturas se utilizan con tanta frecuencia en Semana Santa.

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