miércoles, 6 de junio de 2018

113.- LA MENTIRA DEL MAL


113.- 
7.- La mentira del mal

            "Llegará un tiempo en que quien os mate piense que está dando culto a Dios"
                                                                                                                                     - Jn 16,2

            La Biblia, como aún habré de repetir varias veces, es un "texto en gestación", que lucha por alcanzar sus conclusiones y que solo se aproxima a ellas paso a paso, incluso caminando con frecuencia hacia atrás. Lo importante es mantenerse en el proceso, permanecer junto al texto que se despliega y permitirle que nos lleve hacia delante.
A partir de un versículo o pasaje aislado de la Biblia se puede probar lo que uno desee. Se trata de un documento peligroso, como ha demostrado la historia, y en ningún aspecto ha sido esto tan cierto como en el continuo uso que se ha hecho de ella para legitimar el odio, los prejuicios, la violencia, los asesinatos, los castigos y los sistemas excluyentes, incluso en los niveles superiores de la Iglesia. Hemos justificado desde una supuesta superioridad moral justo los mismos fenómenos y actitudes a los que Jesús se opuso sistemáticamente y categóricamente. Esto debería bastarnos para caer en la cuenta de que no estamos leyendo la Biblia de manera correcta.
Diríase que el engaño del ser humano consiste en lo siguiente: parece pensar que el problema está siempre en el otro, no en uno mismo. Tendemos a exportar nuestro odio y nuestro mal a otros lugares. De hecho, este problema es tan fundamental para la naturaleza y la historia humana que su superación ocupa el centro de todas las enseñanzas espirituales. Lo que invariablemente intenta hacer la espiritualidad madura es presionar a la persona para que reaccione, diciendo como dijo Natán al acusar a David: "¡Eres tú! (2Sm 12,7).
La naturaleza humana quiere hacerse siempre la víctima o bien crear víctimas; y en ambos casos, con la finalidad de tener todo bajo control. De hecho, lo segundo se sigue de lo primero. Una vez que uno empieza a sentir autocompasión, no tardará en encontrar a alguien a quien culpar, acusar o atacar... ¡y de modo impune! Ello hace que el polvo se asiente rápidamente, disipando cualquier vergüenza, culpa o preocupación inmediatas. En otras palabras, funciona, al menos de momento. Así, las personas no transformadas no tienen razón alguna para dejar de crear víctimas o hacerse ellas mismas las víctimas.
La mayoría de los libros de historia pueden suscitar la impresión de que el argumento de la historia no ha sido otro que "quién mató a quién". ¡Sin embargo, incluso la historia ha sido escrita por regla general desde la perspectiva de los vencedores! En este sentido, la mayor parte de la historia es probablemente "historia revisionista", revisada de modo tal que se ajustara a lo que la gente del lugar estaba preparada para escuchar. Solo algunas películas muy recientes, como, por ejemplo, Pena de muerte (la cinta de Tim Robbins sobre la lucha de la hermana Helen Prejean contra la pena de muerte; su título original es Dead Man Walking) y Banderas de nuestros padres (la cinta de Clint Eastwood sobre la batalla de Iwo Jima en la Segunda Guerra Mundial) se han atrevido a presentar a los estadounidenses un guion escrito desde la perspectiva de los perdedores. ¿No revela esto algo bastante significativo? Y ninguna de estas películas fueron éxitos de taquilla.

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