miércoles, 6 de junio de 2018

59.- EL CUADRILÁTERO


59.- 
Ley, profetas, sabiduría
Esta tensión creativa parece presentarse como una necesaria puesta en escena por la que todos tenemos que pasar. Es asombroso constatar que la clásica división tripartita de las Escrituras hebreas (ley, profetas, sabiduría) coincide con el desarrollo normal de la conciencia espiritual e incluso de la maduración humana, que atraviesa las etapas que aquí voy a llamar: (1) orden, (2) crítica, (3) integración.
Salta a la vista que lo más sencillo -y aquello por lo que, de hecho, han optado la mayoría de las personas a lo largo de la historia es empezar por la tradición, la costumbre, la ley y el orden: "Así es como hacemos las cosas". Esto lo vemos enseñado con toda claridad en las etapas tempranas de la Biblia y es la mejor manera de empezar. La Torá, esto es, la ley estructura el ego y proporciona identidad, exclusividad, límites y lealtad, así como la disciplina necesaria para contrarrestar el ímpetu del ego imperialista. Facilita al yo informe un receptáculo o continente, un terreno en el que asentarse, un lugar desde el que avanzar.
Estos elementos centran en gran medida las preocupaciones de libros como el Levítico, los Números y el Deuteronomio, que la mayoría de los cristianos no leen mucho, porque no siempre resultan "inspiradores". Pero lo que hacen es prepararnos para el conflicto, de suerte que, cuando este estalle podamos abordarlo con seriedad y profundidad. Cualquier absoluto tiene algo que se te impone, algo que te arrastra hacia el cuadrilátero. Los absolutos dicen: "Aquí está en juego algo decisivo". De hecho, lo que está en juego es tu alma. No te desprendas del concepto de ideales, absolutos, leyes, límites, metas, o no llegarás a ninguna parte.
Si no tienes un continente lo bastante sólido, te resultará imposible mantenerte en el mismo lugar el tiempo suficiente para profundizar. ¡Aun cuando te reveles contra el continente -algo que antes o después harás si sigues creciendo-, todavía tienes que luchar apropiadamente con los valores propugnados por él. Asiste al conflicto de Adán y Eva y a la lucha interior de Pablo, en especial en Rom 7,7-25. Pablo dedica buena parte de la Carta a los Romanos y de la Carta a los Gálatas a decir lo que el Dalai Lama afirma en una frase a menudo citada: "Debes aprender muy bien el significado de la ley, de modo que llegues a saber cómo desobedecerla debidamente". Para trasgredir las normas, primero debes conocerlas y respetarlas.

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