jueves, 7 de junio de 2018

2.- INTRODUCCIÓN


2.- 
El hecho de que no queramos o no seamos capaces de hilar fino en la lectura de los textos y de discernir luego la trayectoria ha dado pie a los fundamentalismos cristiano, judío e islámico, que, irónicamente, suelen ignorar los "fundamentos". Si uno no conoce la dirección en que se mueve la Biblia y con qué impulso lo hace, no puede percatarse de cuándo está pedaleando hacia atrás. ¡Termina convirtiendo en "fundamentos" asuntos muy secundarios y pasando por alto los importantes de verdad! Un punto aislado no es sabiduría: a partir de un único texto de la Escritura se puede demostrar lo que se quiera.
Nosotros damos por supuesto que el texto bíblico refleja también la naturaleza de la propia conciencia humana. Incluye pasajes que desarrollan ideas primordiales y pasajes que combaten esos mismos avances y se resisten a ellos. Podríamos hablar incluso de fe e incredulidad: ambas están inscritas en el texto bíblico.
El camino hacia el interior del misterio divino es indefectiblemente un camino hacia lo "desconocido". Aunque buena parte de la Biblia sea mera repetición de motivos que nos resultan familiares y en los que nada nuevo se pide de la historia y nada nuevo se le ofrece al alma, también están esos frecuentes grandes avances que con razón llamamos "revelaciones" del Espíritu (porque nosotros solos, con nuestras "pequeñas mentes", nunca lo lograríamos).
Pero una vez que uno se ha percatado de la trayectoria, está ya siempre preparado para dejarse sorprender y agraciar por lo Desconocido; de ahí, para empezar, la razón por la que a esto lo llamamos "fe". Es lo que trataremos de hacer aquí. Al principio puede parecer aterrador, nuevo o incluso apasionante; pero si perseveramos en la lectura de los textos, a medida que éstos se despliegan, reuniremos la valentía suficiente para conocerlos también como expresión de nuestras más profundas esperanzas e intuiciones. Tal es el ir y venir entre la autoridad exterior y la autoridad interior, entre la Gran Tradición y la experiencia interior. Es el equilibrio que queremos alcanzar aquí.
A diferencia de otros muchos autores que quizá recorren la Biblia libro a libro, vamos a intentar mostrar que las ideas primordiales de la Escritura están ya indicadas a modo de síntesis al comienzo de las Escrituras Hebreas. A partir de esa formulación inicial de los temas procederemos luego a algo parecido a un desarrollo de personajes o temas a través de toda la parte central de la Biblia. Hacia el final de ésta, sobre todo en el Cristo resucitado y en la teología paulina del Cristo resucitado, tenemos una suerte de ‘crescendo’, la revelación plena de aquel que podemos considerar un Dios no violento y enteramente misericordioso y que nos invita a la unión amorosa con él.
Hace falta toda la Biblia para ir más allá del afán castigador y de la mezquindad que proyectamos hacia Dios y albergamos en nosotros mismos. Pero por ahora tenemos que seguir c conectando unos puntos con otros. Recuerda: ‘la forma de llegar a la meta determina dónde se sitúa esta al final’. El proceso mismo es importante y confiere autoridad al resultado. El medio se convierte en el mensaje, como certeramente afirmó Marshall McLuhan en la década de 1960. Los textos que nos llevan dos pasos hacia atrás hacen aún más apremiante avanzar y nos posibilitan asimismo una comprensión más profunda cuando alcanzamos la meta.
Lo que deseamos es establecer algunas conexiones claras entre lo que a nuestro juicio son las ideas primordiales de las Escrituras judío-cristianas y una espiritualidad práctica y pastoral para los creyentes actuales. Aunque la trayectoria que trazamos va a parar a Jesús, a quien los cristianos llamamos el Cristo, queremos creer que también un amante de las Escrituras hebreas encontrará aquí mucho de lo que disfrutar.

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