2.-
El hecho de que no queramos o no seamos
capaces de hilar fino en la lectura de los textos y de discernir luego la
trayectoria ha dado pie a los fundamentalismos cristiano, judío e islámico,
que, irónicamente, suelen ignorar los "fundamentos". Si uno no conoce la dirección en que se
mueve la Biblia y con qué impulso lo hace, no puede percatarse de cuándo está
pedaleando hacia atrás. ¡Termina convirtiendo en "fundamentos"
asuntos muy secundarios y pasando por alto los importantes de verdad! Un punto
aislado no es sabiduría: a partir de un único texto de la Escritura se puede
demostrar lo que se quiera.
Nosotros damos por supuesto que el texto
bíblico refleja también la naturaleza de la propia conciencia humana. Incluye
pasajes que desarrollan ideas primordiales y pasajes que combaten esos mismos
avances y se resisten a ellos. Podríamos hablar incluso de fe e incredulidad:
ambas están inscritas en el texto bíblico.
El camino hacia el interior del misterio
divino es indefectiblemente un camino hacia lo "desconocido". Aunque
buena parte de la Biblia sea mera repetición de motivos que nos resultan
familiares y en los que nada nuevo se pide de la historia y nada nuevo se le
ofrece al alma, también están esos frecuentes grandes avances que con razón
llamamos "revelaciones" del Espíritu (porque nosotros solos, con
nuestras "pequeñas mentes", nunca lo lograríamos).
Pero una vez que uno se ha percatado de la
trayectoria, está ya siempre preparado para dejarse sorprender y agraciar por
lo Desconocido; de ahí, para empezar, la razón por la que a esto lo llamamos
"fe". Es lo que trataremos de hacer aquí. Al principio puede parecer
aterrador, nuevo o incluso apasionante; pero si perseveramos en la lectura de
los textos, a medida que éstos se despliegan, reuniremos la valentía suficiente
para conocerlos también como expresión de nuestras más profundas esperanzas e
intuiciones. Tal es el ir y venir entre la autoridad exterior y la autoridad
interior, entre la Gran Tradición y la experiencia interior. Es el equilibrio
que queremos alcanzar aquí.
A diferencia de otros muchos autores que
quizá recorren la Biblia libro a libro, vamos a intentar mostrar que las ideas
primordiales de la Escritura están ya indicadas a modo de síntesis al comienzo
de las Escrituras Hebreas. A partir de esa formulación inicial de los temas
procederemos luego a algo parecido a un desarrollo de personajes o temas a
través de toda la parte central de la Biblia. Hacia el final de ésta, sobre
todo en el Cristo resucitado y en la teología paulina del Cristo resucitado, tenemos
una suerte de ‘crescendo’, la
revelación plena de aquel que podemos considerar un Dios no violento y
enteramente misericordioso y que nos invita a la unión amorosa con él.
Hace falta toda la Biblia para ir más allá
del afán castigador y de la mezquindad que proyectamos hacia Dios y albergamos
en nosotros mismos. Pero por ahora tenemos que seguir c conectando unos puntos
con otros. Recuerda: ‘la forma de llegar
a la meta determina dónde se sitúa esta al final’. El proceso mismo es
importante y confiere autoridad al resultado. El medio se convierte en el
mensaje, como certeramente afirmó Marshall McLuhan en la década de 1960. Los
textos que nos llevan dos pasos hacia atrás hacen aún más apremiante avanzar y
nos posibilitan asimismo una comprensión más profunda cuando alcanzamos la
meta.
Lo que deseamos es establecer algunas
conexiones claras entre lo que a nuestro juicio son las ideas primordiales de
las Escrituras judío-cristianas y una espiritualidad práctica y pastoral para
los creyentes actuales. Aunque la trayectoria que trazamos va a parar a Jesús,
a quien los cristianos llamamos el Cristo, queremos creer que también un amante
de las Escrituras hebreas encontrará aquí mucho de lo que disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario