miércoles, 6 de junio de 2018

88.- PODER BUENO Y PODER MALO


88.-
Ritos de paso
Esta sabiduría de quien se encuentra al margen evita que los grupos cierren filas, un fenómeno que parece formar parte de la institucionalización misma. "Dichosos vosotros cuando os injurien, os persigan y os calumnien de todo por mi causa" estad alegres y contentos" (Mt 5,11-12). Esta sabiduría nos mantiene abiertos también a la crítica y al cambio de rumbo, siempre tan necesarios. Yo mismo necesito pedir a Dios una humillación diaria. Es la única manera de poder reconocer mi actitud y mi perspectiva momentánea y de discernir si estoy sirviendo a la obra de Dios o a la obra de Richard.
¿Era Jesús sadomasoquista? ¿Se deleitaba en la victimización? En su libro On Being [Ser apreciado], James Alison señala que no, que simplemente sabía que existe “una manera privilegiada de conocer”, propia de quienes son de algún modo marginados, expulsados o excluidos, están discapacitados u ocupan cualquier posición minoritaria. Todos ellos saben algo que no se puede llegar a conocer por ninguna otra vía.
Observa en qué consiste la formación básica que Jesús da a los apóstoles. Los envía lejos del grupo, a menudo en parejas: "No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan ni dinero, ni dos túnicas" (Lc 9,3).
Es fácil imaginar a los apóstoles poniendo todo tipo de excusas. ¿Quién querría emprender semejante camino? Jesús los envía a una situación de seguro fracaso, rechazo y vulnerabilidad, en la que se verán obligados a depender de otras personas y de Dios. Todo ello enseña el camino del amor humilde y la confianza, y obliga a mirar de fuera hacia dentro. Verdaderamente, la mayoría de los occidentales nos pasamos la vida mirando de dentro hacia fuera. Mirar hacia dentro "desde el otro lado" es un maravilloso rito de iniciación espiritual, una búsqueda de visión, una excursión al bosque interior (walkabout), como lo llaman los indígenas norteamericanos. Pienso que el evangelio nos dice que se trata de una perspectiva necesaria.
Durante siglos hemos luchado con estos textos, en especial los franciscanos, porque san Francisco los tomó al pie de la letra. Ninguno de nosotros ha podido estar nunca a la altura de su radicalismo: "Hemos de tener edificios, así como ordenadores, teléfonos y coches, para llevar a cabo nuestras buenas obras", decimos. Yo mismo dispongo de todo lo que acabo de enumerar. Nos cuesta creer que Jesús hablara en serio en este punto. Al igual que otras muchas partes de la Biblia, lo ignoramos sin más; también los protestantes evangelistas lo hacen, por mucho que afirmen leer la Biblia literalmente.

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