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Ritos de paso
Esta sabiduría de quien se encuentra al
margen evita que los grupos cierren filas, un fenómeno que parece formar parte
de la institucionalización misma. "Dichosos vosotros cuando os injurien,
os persigan y os calumnien de todo por mi causa" estad alegres y
contentos" (Mt 5,11-12). Esta sabiduría nos mantiene abiertos
también a la crítica y al cambio de rumbo, siempre tan necesarios. Yo mismo
necesito pedir a Dios una humillación diaria. Es la única manera de poder
reconocer mi actitud y mi perspectiva momentánea y de discernir si estoy
sirviendo a la obra de Dios o a la obra de Richard.
¿Era Jesús sadomasoquista? ¿Se deleitaba
en la victimización? En su libro On Being [Ser apreciado], James Alison señala
que no, que simplemente sabía que existe “una manera privilegiada de conocer”,
propia de quienes son de algún modo marginados, expulsados o excluidos, están
discapacitados u ocupan cualquier posición minoritaria. Todos ellos saben algo
que no se puede llegar a conocer por ninguna otra vía.
Observa en qué consiste la formación
básica que Jesús da a los apóstoles. Los envía lejos del grupo, a menudo en
parejas: "No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan ni
dinero, ni dos túnicas" (Lc 9,3).
Es fácil imaginar a los apóstoles poniendo
todo tipo de excusas. ¿Quién querría emprender semejante camino? Jesús los
envía a una situación de seguro fracaso, rechazo y vulnerabilidad, en la que se
verán obligados a depender de otras personas y de Dios. Todo ello enseña el
camino del amor humilde y la confianza, y obliga a mirar de fuera hacia dentro.
Verdaderamente, la mayoría de los occidentales nos pasamos la vida mirando de
dentro hacia fuera. Mirar hacia dentro "desde el otro lado" es un
maravilloso rito de iniciación espiritual, una búsqueda de visión, una
excursión al bosque interior (walkabout), como lo llaman los indígenas
norteamericanos. Pienso que el evangelio nos dice que se trata de una
perspectiva necesaria.
Durante siglos hemos luchado con estos
textos, en especial los franciscanos, porque san Francisco los tomó al pie de
la letra. Ninguno de nosotros ha podido estar nunca a la altura de su
radicalismo: "Hemos de tener edificios, así como ordenadores, teléfonos y
coches, para llevar a cabo nuestras buenas obras", decimos. Yo mismo
dispongo de todo lo que acabo de enumerar. Nos cuesta creer que Jesús hablara
en serio en este punto. Al igual que otras muchas partes de la Biblia, lo
ignoramos sin más; también los protestantes evangelistas lo hacen, por mucho
que afirmen leer la Biblia literalmente.
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