miércoles, 6 de junio de 2018

54.- PERSONAS CON UN ROSTRO



54.- 
En el primer capítulo del evangelio de Juan hay un precioso pasaje que sigue la pista de esta comunicación de la mirada positiva: primero Juan el Bautista mira "de hito en hito" a Jesús y le da su aprobación (v.35), luego Jesús invita a Andrés y a otro discípulo a "ir y ver" y alojarse en su casa (v.39). Acto seguido Jesús "mira de hito en hito" a Simón Pedro y le da sin ambages el visto bueno (v.42); poco después encuentra a Felipe y lo invita (v.43). Más tarde Felipe invita a Natanael a que también él "vaya y vea" (v.46); Jesús mira entonces a Natanael y revela "una visión secreta" de algo "debajo de la higuera" (v.48), lo cual de algún modo, abre a Natanael la puerta de la confianza plena y la afirmación de fe (v.49).
He aquí toda una cadena de encantadora afirmación y confirmación masculina, algo que a los varones no les resulta nada fácil. Al final del pasaje, Jesús parece equipararla con la escalera de Jacob, que abre los cielos en ambas direcciones (v.51). Es un texto perfecto para la evangelización por la presencia, el estilo de vida y la relación afectuosa en vez de por la mera predicación y enseñanza. Como se supone que dijo san Francisco de Asís: "Predica el Evangelio en todo momento; y cuando sea necesario, utiliza palabras".
Hace unos cuantos años di un curso a las hermanas de la Madre Teresa en la casa madre de Calcuta, en la India, y durante mi estancia visité numerosos templos y comunidades hindúes. Conocí a muchos hindúes: constituyen el grueso de las personas con las que trabajan las hermanas. Estas no cesaban de encomiar la tolerancia de los hindúes. Aceptan cualquier situación, quizá porque ello es necesario para sobrevivir en la India. Las hermanas saben que este nivel de aceptación y tolerancia es muy diferente del habitual en Occidente y me contaron que la Madre Teresa participa de esa tolerancia.
Que ellas supieran, la Madre Teresa nunca había intentado convertir al cristianismo a ningún hindú o musulmán. ¡Les decía que, más que hablar “sobre” Jesús, trataran de “ser” como Jesús! Así es como se transmite la mirada. De hecho, es posible que mi definición de "cristiano" no parezca siquiera una definición: “un verdadero cristiano es invariablemente alguien que ha conocido a un verdadero cristiano”. Incluso me pregunto si no será este, en cierto sentido, el auténtico significado de la transmisión de la "sucesión apostólica". El misterio de Cristo resucitado se transmite por la presencia mutua y la comunión.
Si nunca has estado desnudo delante de la amoroso mirada de Dios o, al menos, de algún otro importante, todavía "no has sido engendrado". Aún no has nacido, ni espiritual ni psicológicamente. Estás muerto, por así decir. El término filosófico para este estado es “no ser”. No disfrutamos de ser verdadero "hasta el momento en que tenemos rostro" para recibir al otro, para ofrecernos y luego pasar nuestro propio yo de idéntica manera. Será experimentado como profundidad, aceptación y perdón por ser quiénes somos, una forma de ser que es compartida, compasiva y totalmente gratuita.

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